jueves, 12 de septiembre de 2013

No hay nada más frustrante que no poder hacer lo que queremos.

Asumo que la mayoría de ustedes  frecuentemente se encuentra frente a la disyuntiva de querer hacer algo, pero tener que hacer otra cosa diferente que consume prácticamente todo su tiempo disponible.

¿Qué hacer? ¿Cómo decidir? A veces saberlo es muy simple y a veces muy difícil. Siempre hay tareas ineludibles que tenemos, debemos o necesitamos hacer en forma inmediata.

No hay nada más frustrante que no poder hacer lo que queremos. Incluso me atrevería a decir que para la mayoría de nosotros, hacer lo que queremos puede casi experimentarse  como un tremendo lujo. Y no hablo de cosas complejas ni difíciles. Me refiero a poder reunirse con alguien a quien queremos, dormir una reponedora siesta, ver una película! 

Pareciera que en nuestro día a día casi nunca hay tiempo para hacer lo que queremos. Tenemos, debemos y necesitamos hacer miles de cosas. Todas por supuesto para ayer..

Sin embargo, si bien ese sueño puede parecer lejano, hace un tiempo atrás comencé una lista de tres columnas que les recomiendo hacer.

En la primera columna escribí lo que tenía que hacer. Rápidamente comencé a escribir casi sin parar.. las tareas se atropellaban solas.

En la segunda columna, decidí escribir lo que quería hacer. Completar esta columna fue difícil. De alguna manera sentía que tenía tantas cosas que debía hacer, que ni me podía dar el lujo de pensar en lo que yo quería. En lo que me alegraría hacer.

Finalmente, en la tercera columna anoté lo que iba a hacer. Tomé la decisión consciente de priorizar el listado de la primera columna de acuerdo al día calendario y mis posibilidades reales y anotar las 5 cosas más urgentes (aunque no necesariamente más importantes). Luego, miré mi segunda columna y me pregunté lo mismo, cuál sería posible de realizar ese día y anotarla en la tercera columna.

El resultado fue increíble. Después de hacer todo lo que tenía que hacer (porque mi personalidad no me permite hacer las cosas en un orden inverso), me junté con una amiga a la que quiero mucho y a la que no veía hacía tiempo. Me reí tanto rato como no se pueden imaginar.

Siento que en cosa de minutos, toda la pesadumbre de ese día había desaparecido. Se me olvidaron un montón de tareas que había decidido hacer al día siguiente y me sentí feliz. 

Les recomiendo altamente que se entretengan un rato haciendo una lista de este tipo. Fíjense bien en lo que no es eludible (para hacerlo al día siguiente) y dense el premio de hacer algo por ustedes. Algo que quieran. 

Poder hacer lo que queremos no debe ser un lujo, es algo real que podemos alcanzar si simplemente nos organizamos bien.

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