Cuando llegué, me llamó la atención lo sobrepoblado del suelo. En varias partes no era posible verlo. Me imaginé el cansancio que deben haber sentido al entrar a su dormitorio cada día.
Comenzamos con los closets para asegurarnos de que la ropa estuviera en el lugar adecuado para liberar espacio de otros lados que sería útil.
Redistribuímos la ropa de ella en un closet y la de él a otro closet. Además buscamos un mejor lugar para el botiquín de remedios.
Luego organizamos los recuerdos de los niños que estaban repartidos entre el closet y un baúl que quitaba muchísimo espacio en la pieza y por consecuencia luz.
Finalmente terminamos reorganizando su altar budista para fomentar una buena meditación y paz interior.
Ella me contó que los niños generalmente se sentaban en el suelo (a los pies de la cama) a ver televisión pero terminaban con dolor de cuello por lo incómodos que quedaban. Pensando en ellos, decidimos crear un espacio donde pudieran leer libros entretenidos y ver sus programas favoritos más cómodos.
Al terminar este proyecto, ella me contó que después de ver el espacio tan bien organizado y ordenado, él ya no estaba dejando sus cosas en cualquier parte. Le dijo que de alguna manera "el orden llama al orden" y me llenó de alegría sentir que el círculo vicioso del desorden, se transformó en un círculo virtuoso del orden.
¡La próxima semana comenzaremos un nuevo dormitorio o tal vez el living!
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