El otro día después de un viaje de sólo 3 horas, me fijé que el auto había quedado lleno de papeles de galletas, calugas, rice cakes y migas de pan, entre otros.
El picnic no era tan grande, o al menos eso pensé, pero me impresionó lo mucho que se ensució y desordenó en un período tan corto de tiempo.
Antes de frustrarme, enojarme o ponerme a llorar, decidí tomar una bolsa y recoger inmediatamente la mayor cantidad de basura que pude. Al menos así la próxima vez que me subiera al auto, no me autorrecriminaría por haberme hecho la loca y haber dejado el auto hecho un desastre.
Mientras ordenaba y limpiaba un poco el interior del auto, recordé algo que podría ser un muy buen consejo para todos aquellos que tienen auto y que no lo mantienen en un estado muy ordenado ni limpio.
Como todos saben (aunque tal vez no se hayan dado el tiempo ni el trabajo de pensarlo en profundidad) nuestro exterior es reflejo de nuestro interior. Es por esta precisa razón que en EE.UU. cuando las grandes empresas se encuentran en proceso de contratación de un alto cargo ejecutivo, llaman a los finalistas a una reunión en la misma empresa para que mientras uno de los ejecutivos los entrevista, otro empleado inspeccione su auto.
El objetivo de esta inspección como pueden deducir, es proyectar a partir del estado del auto del candidato su comportamiento en el trabajo. Por ejemplo, ¿qué tan organizado, cuidadoso, limpio y ordenado es?
No sé si esta costumbre se practica en Chile ya, pero si no se hace ahora, va a comenzar en poco tiempo más; porque ¿qué mejor reflejo de una persona, que uno de sus espacios personales?
¿Cómo está tu auto ahora? ¿Crees que una empresa importante te contrataría si lo viera en este preciso instante?
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