Hace un mes atrás comencé un proyecto realmente fascinante. Una artista necesitó achicar su taller y tuvimos que organizar cientos, si es que no miles, de materiales para sus diferentes proyectos.
Dentro del stock existente, encontramos miles de tipos de vidrios para hacer mosaicos, cuentas para hacer collares y joyas, libros, revistas, cuadernos y recortes relacionados con toda clase de arte, y muchos otros materiales que probablemente no serían capaces de imaginar.
Como todos sabemos achicarse implica tener que adaptarse a un menor metraje, lo que se traduce en tener que deshacernos de algunas cosas. Si bien, probablemente muchas de esas cosas ni siquiera sepamos que las tenemos, habrá otras que simplemente serán extremadamente difíciles de dejar ir por motivos sentimentales.
En este caso en particular, en este taller encontramos muchísimos tesoros que tuvimos que desenvolver, descubrir, desenterrar y desempolvar. Esto se tradujo en muchas horas revisando y categorizando todos los materiales para diseñar un sistema lógico que fuera acorde al estilo de la artista y que facilitara su trabajo máximo.
Después de haber diseñado un sistema eficiente para guardar todos los materiales, nos alegró enormemente lograr mantenerlos prácticamente todos. De hecho, el haber sacado muchos de ellos de envoltorios o envases inapropiados generó más espacio permitiéndonos ubicarlos de la mejor manera posible en los muebles que teníamos, combinando la visibilidad con la accesibilidad.
En este caso en particular, en este taller encontramos muchísimos tesoros que tuvimos que desenvolver, descubrir, desenterrar y desempolvar. Esto se tradujo en muchas horas revisando y categorizando todos los materiales para diseñar un sistema lógico que fuera acorde al estilo de la artista y que facilitara su trabajo máximo.
Después de haber diseñado un sistema eficiente para guardar todos los materiales, nos alegró enormemente lograr mantenerlos prácticamente todos. De hecho, el haber sacado muchos de ellos de envoltorios o envases inapropiados generó más espacio permitiéndonos ubicarlos de la mejor manera posible en los muebles que teníamos, combinando la visibilidad con la accesibilidad.
En las siguientes fotos vemos cómo se encontraba el nuevo taller al comenzar el proyecto:
Y así quedó:
Finalmente, sin importar cuál sea el motivo por el que tenemos o elegimos achicarnos y a pesar de lo duro que puede resultar, está en nosotros prepararnos y organizarnos lo mejor posible para que sea un desafío fascinante y no termine transformándose en una verdadera pesadilla.
Siento paz de puro mirar las fotos, será la Monica Geller que llevo dentro?
ResponderBorrar